1
El retorno al evangelio. La prelatura asume en su naturaleza carismática la vivencia del evangelio (…) las verdades reveladas por nuestro Señor y manifestadas en fe por sus discípulos en el Kerigma.
2
La propagación del evangelio de nuestro Señor Jesucristo, en toda su esencia, sin desviaciones que permitan anteponer la voluntad humana, a la voluntad de Dios.
3
La promoción de la oración de adoración eucarística, como punto de partida para la transformación del hombre, de la iglesia y de la sociedad, en la búsqueda de la paz interior y la caridad hecha obra al servicio a los hermanos..
4
La promoción de la caridad, como manifestación del amor enseñado por Cristo, y manifestado en las obras sociales, que benefician a la humanidad, sin exclusiones de ningún tipo.
Un servicio activo que se consagra desde el llamado de Cristo a sus discípulos a darse por amor al reino. ¡Miren, hermanos, quiénes han sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. 1 Cor 1, 26-27. Plantea La vivencia de una verdadera vocación basada en el llamado del Señor y la entrega generosa en el servicio ministerial, sin el desprecio de una opción conyugal y familiar.