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PASTORAL
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PASTORAL
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La pastoral es una necesidad latente en la tarea de la evangelización, ella es el alma que fulgura la expresión dinámica de la obra de Cristo que debe ser continuidad del misterio de la iglesia que busca ser un espacio propicio para la salvación.

La Prelatura apostólica Corpus Christi, estimulada por esta intención que se delimita en su acción carismática – “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego” (Rom.1:16)  El evangelio es para nosotros, como ya lo dijimos, el camino a seguir, la ruta a transitar, y cualquier desviación, soportada en intereses personales, grupales o institucionales, nos aleja del verdadero derrotero que conduce a la salvación.  

 

De esta manera se hace necesario considerar que, la pastoral sea un referente teológico de servicio a la obra de la iglesia donde se integren las acciones de la prelatura apostólica Corpus Christi y el quehacer de la comunidad: espacio para la salvación. 

Las obras pastorales de la prelatura han de ser basadas en la palabra revelada acontecida en la presencia adorable de Cristo el Señor quien, llamando a sus discípulos los formó para que fueran sus testigos “pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” Hch 1, 8

La pastoral ha de estar dirigida a reavivar la naturaleza que emana del evangelio y que se detenta conforme a nuestra fe. Como católicos, como cristianos, y como discípulos del señor: evangelizadores y ministros que deben ser en sus campos de misión testigos de la misericordia que se delimita en la persona adorable de Jesucristo. 

La prelatura es en esencia un renacer. Es una lectura de los cuarenta días siguientes a la resurrección, justo en ese momento en que Cristo mostró a sus Apóstoles, y que tuvo esa magnifica revelación litúrgica: manifestación de su presencia viva en la fracción del pan, además de la conversación espiritual sobre el Reino de Dios: a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. (Hec 1,3).

Estamos llamados como discípulos a ser testigos de Cristo, desde ese mandato primigenio otorgado a sus discípulos – hasta – nuestra labor de evangelización; esa que, cada uno debemos de realizar ahí, en ese espacio reservado para el servicio, para la evangelización que, debe irradiar la palabra viva de Cristo Nuestro Señor.